Hoy viene una amiga de Sol a jugar a casa y estoy más nerviosa que si fuese a recibir al mismísimo Barack Obama.
Reviso que la casa está ordenada (como si los ingleses fuesen los reyes del orden) y que todo está bajo control. Como aquí cenan pronto, aviso a los peques de que cenaremos a las 5.30, la niña no se puede salir de casa sin haber cenado, su madre viene a recogerla a las 6. Héctor y yo somos incapaces de meternos un plato de sopa a esas horas. Y a los niños al final les hago un sandwich y ensalada.
Todo sale bien. Ya me siento experta en protocolo materno/infantil británico. A partir de ahora espero no parar de invitar a amigos y amigos y más amigos de los niños a que vengan a casa a jugar
No hay comentarios:
Publicar un comentario